Desde que tengo uso de razón recuerdo que por mi cumpleaños a la hora de comer aparece en la tele un montón de gente por diversos lugares de España saltando de alegría y brindando con champán. No crean ustedes que es porque soy una persona conocida o importante, nada más lejos de la verdad. La casualidad hizo que naciese el mismo día que el sorteo de la lotería de Navidad.
El Gordo de Navidad es la lotería más famosa y a la que más gente juega en España, probablemente por su carácter tradicional. La voz de los niños del colegio de San Ildefonso cantando los premios es un soniquete que forma parte de la cultura popular navideña española. Lo típico de estas fechas es comprar décimos y dar participaciones a la familia y allegados (mucha gente compra lotería porque se sienten obligados a devolver las participaciones que reciben).
"A ver dónde está mi número..." |
La probabilidad de que salga tu número es bajísima (entran 85000 números en el bombo) y todo el mundo sabe que es más probable que te caiga un rayo a que te toque el Gordo. Pero cuando uno compra lotería no puede evitar pensar que su número tiene las mismas posibilidades de salir que la de cualquier otra persona. Lo que compra no es un décimo, lo que compra es ilusión. Ilusión que comparte en forma de participaciones entre los demás esperando ser la persona que está repartiendo felicidad a los suyos. Porque cuando vemos la felicidad de esas personas que brindan en la tele nos decimos con ilusión: "si a ellos les ha tocado ¿porque no puedo ser yo al que le toque el año que viene?" Y pese a lo que hayan oído, de ilusión también se vive.
Quién sabe, quizás este miércoles sea alguno de ustedes al que vea brincando en la tele y descorchando champán. Y si no es así recuerden que el 22 de Diciembre también es el día de la salud.
Pd: Espero que no les pase lo que a estos señores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario