lunes, 31 de enero de 2011

No tenemos nada que envidiar en el mundo

Estas navidades descubrí en casa de mi abuela un libro que sólo puede ser calificado de impresionante (¡GENIAL! que dirían los de adlo). Su título es "No tenemos nada que envidiar en el mundo":

Me encanta el detalle de las letras doradas
Por el título, avispados lectores, podrían ustedes suponer que se trata de un libro de auto-ayuda escrito por algún gurú New-Age que nos alienta a desprendernos de nuestras posesiones materiales y dárselas a él para ser felices. Es todavía más interesante ya que aunque del índice se desprende que se trata de una recopilación de "historias reales"...

Algo más de 60 páginas de literatura pura
... tras leerlo y comprobar que es tan bueno me inclino a pensar que el verdadero autor es el Ministerio de la Verdad:


En este maravilloso libro he conocido la bondad y magnanimidad de nuestro glorioso e inmortal Líder, Kim Il Sung
El camarada KIM IL SUNG tiene un brillo especial
Gracias a este libro he podido saber que el Líder es un hombre tan especial que hasta la luz matinal lo adora:


He sabido también que el Líder es tan grande que el solo hecho de pensar en él hace que recuperes tus fuerzas y te vuelvas más audaz.


Aunque no todo es felicidad. El Líder hace todo lo posible por liberar a todo el mundo pero los malditos yanquis imperialistas no nos dejan liberar a nuestros amados hermanos que tan mal lo están pasando.


Sin embargo bajo la firme guía de nuestro Líder es sólo cuestión de tiempo que venzamos a los yanquis ya que ya nos libero antes del enemigo opresor.


Por eso estamos dispuestos a luchar por nuestro Líder y así devolverle una parte del enorme amor que nos da.


Y ya no me queda más que despedir este post diciendo: ¡LARGA VIDA AL CAMARADA KIM IL SUNG!
-¿Cómo? ¿Qué Kim Il Sung hace tiempo que murió? ¿En el 94 dices? Pues podías habérmelo dicho antes y así me evitaba toda esta parrafada y el andar trasteando con las fotos. Bueno, el que está ahora tiene un nombre parecido y se le parece mucho así que seguro que la gente no se da cuenta-


Pd: Otra de las innumerables ventajas del régimen del amado Líder es que no existen derechos de autor, por lo que cualquier reproducción total o parcial de este grandioso libro es totalmene legal.

Pd2: A aquellos de ustedes que piensan que mi cerebro ha sido lavado les comunico que para  quebrar una mente tan fuerte como la mía hacen falta técnicas mucho más complejas.

miércoles, 26 de enero de 2011

Sobre héroes y cobardes

Siempre he sido un cobarde. No es algo de lo que sentirse orgulloso, pero así es como soy. No tengo miedo a la muerte (bueno, por lo menos en estos momentos) porque a todo el mundo le debe llegar su hora. Tengo miedo al dolor, a la soledad, a los cambios, a que todo siga igual... Tengo miedo a la vida.

Dicen mis padres que cuando era niño  no me gustaba subir a las atracciones. También huía de los gigantes y cabezudos. Hablando con ellos sobre este tema recordé la ocasión en la que posiblemente me di cuenta por primera vez que yo no tenía nada que ver con los héroes de las películas que veía o de los tebeos que leía.

Era otoño, o quizás primavera. Hacía fresco y estaba nublado pero no llovía. Tenía unos ocho años y estaba en un polideportivo mientras mi hermana participaba en alguna competición deportiva. Un niño un poco más pequeño y yo nos estábamos aburriendo soberanamente así que decidimos salir de allí y explorar las instalaciones deportivas, supongo que creyéndonos Indiana Jones (igual la habían echado el día antes en la tele). En nuestro caso el "templo maldito" que encontramos fue la piscina descubierta. Era una piscina semi olímpica en cuya superficie flotaban algunas hojas (entonces era otoño, no primavera). Recuerdo que empecé a jugar alrededor de la piscina ( pero algo alejado del borde puesto que no sabía nadar y siempre fui un niño prudente/cobarde) cuando de repente oí un fuerte *SPLASH*. Me dí la vuelta y vi que mi compañero se había caído al agua. Estaba braceando, luchando por agarrarse a la orilla (él tampoco sabía nadar).  Gracias a Dios cayó al lado del borde y se pudo agarrar rápidamente. "¿Y qué hiciste tú?", se preguntaran ustedes, o pacientes lectores. No hice nada. Cualquiera de mis héroes se hubiese acercado corriendo a la orilla y le hubiera dado el brazo, o hubiese buscado un palo para que lo alcanzara. Pero  yo me quede inmóvil, mirando como movía los brazos. No recuerdo si gritaba o no pidiendo ayuda. Sólo recuerdo que me quedé congelado. Como un cobarde. Como lo que era. Como lo que soy.

Hacía mucho que no pensaba en este suceso, pero el otro día me volvió a la mente por sorpresa, como un flash. Al recordarlo me di cuenta de que si volviese a pasarme algo parecido probablemente me quedaría de nuevo congelado porque no me parezco en nada a un héroe. Quizás sea por eso por lo que sigo leyendo superhéroes a mi edad. Porque ellos son todo lo que no soy. Porque igual inconscientemente creo que si los leo una y otra vez se me pegará su valentía y seré capaz de enfrentarme sin miedo a la vida.

jueves, 20 de enero de 2011

Perdedores gloriosos (II): C. C. Baxter

Ayer estuve viendo la extraordinaria película de Billy Wilder "El apartamento". Es una película del año 60 muy famosa y laureada pero que yo no había visto nunca. En ella aparecía  C. C. Baxter, el personaje que magistralmente interpretó Jack Lemmon y que me recordó que había iniciado una categoría sobre perdedores entrañables con Charlie Brown y que nunca tuvo segunda entrega. Bueno, pues para seguir con esa sección más intermitente que Mario cuando coge una estrella aquí les traigo la segunda entrega la cuál, como supongo han deducido, dedicaré a este personaje.

C. C. Baxter es un hombre que trabaja en una compañía de seguros de Nueva York. Es un hombre gris,  un empleado más entre los miles que forman la empresa. No tiene familia esperándole en casa, no tiene una vida fuera del trabajo, su única aspiración es conseguir un ascenso quizás porque cree que el éxito laboral conseguirá llenarle. Con la esperanza de que le promocionen deja la llave de su apartamento a sus jefes para que lleven a sus amantes.

El señor Baxter y la señorita Kubelik. Imagen de la Wikipedia.
El señor Baxter es un hombre corriente que se deja llevar por las circunstancias.  Es servil con sus jefes y no se enfrenta a ellos pero cae simpático al espectador porque transmite que es un buen hombre, que tiene un buen corazón. Es una persona entrañable y se nota que es un romántico. Tiene mala fama entre sus vecinos por el uso que dan sus jefes de su apartamento. Creen que es un vividor cuando realmente es un pobre hombre sin vida propia que, cuando su apartamento está ocupado por alguno de sus jefes él tirita de frío en algún parque, y cuando puede disponer de él se sienta a cenar solo delante de la tele. No le importa lo que piensen sus vecinos, sólo quiere un ascenso, aunque lo que realmente necesita (pero él no lo sabe) es dejar de sentirse solo.

La grandeza de el señor Baxter es que todos nos podemos identificar con él. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido un jefe al que hemos querido agradar, todos hemos querido a alguien que no nos quiere, todos hemos estado perdidos sin saber muy bien que es lo que necesitamos, todos nos hemos sentido solos (si a usted no le ha ocurrido nada de esto le felicito y espero que siga con su buena racha, pero aún así le caerá simpático el personaje de Lemmon). Lo único que espero es que cuando llegue el momento sea capaz de saber reaccionar y mantener mi integridad como  hace el señor Baxter. Porque, en contra de lo que hayan escuchado, los perdedores también tenemos algo de dignidad.


Pd: A veces basta con que la persona adecuada le diga a un perdedor algo tan sencillo como "cállate y reparte" para  que lo considere como una gran victoria.

jueves, 13 de enero de 2011

En cambio yo...

En uno de los relatos de ciencia ficción que componen el libro "Yo Robot" de Isaac Asimov (y que no tiene nada que ver con la película de Will Smith por mucho que la intentasen vender como una adaptación del libro)  que lleva por título "Razón", aparece un robot con "habilidades de razonamiento altamente avanzadas" llamado Cutie (QT-1) que se encuentra en una estación espacial y que por ello no ha estado en contacto con humanos. Cuando los humanos Powell y Donovan intentan convencerle de que les haga caso por que los seres humanos son los que lo han creado, Cutie responde:

"Fíjate en ti. No lo digo con ánimo de desprecio, pero fíjate bien. El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxidación ineficiente del material orgánico.
(...)
Entráis periódicamente en coma, y la menor variación de temperatura, presión atmosférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta a vuestra eficiencia. Sois alterables. Yo, por el contrario, soy un producto acabado. Absorbo energía eléctrica directamente y la utilizo con casi un ciento por ciento de eficiencia. Estoy compuesto de fuerte metal, permanezco consciente todo el tiempo y puedo soportar fácilmente los más extremados cambios ambientales. Estos son hechos que, partiendo de la irrefutable proposición de que ningún ser puede crear un ser más perfecto que él, reduce vuestra tonta teoría a la nada. "

Es una buena historia que recomiendo que lean y que Asimov utiliza para hablar sobre dioses, religión y ciencia. Sin embargo, hace algunos años salió un anuncio (que fue el responsable de que llegara a la obra de Asimov) basado en el párrafo anterior al que añade una frase que consigue cambiar todo su significado:


Tengo que admitir que este anuncio me emociona. Sé que están tratando de venderme un coche  pero ese "en cambio yo preferiría sentir lo que sentís" consigue que se me ponga la piel de gallina. Somos imperfectos, débiles, insignificantes, pero nuestra capacidad de tener emociones, de sentir, nos hace únicos y maravillosos. Y eso no hay tecnología que lo supla.

PD: No, no estoy patrocinado por BMW ni trabajo para ellos aunque si quisieran hacerme algún regalito no les diré que no..

viernes, 7 de enero de 2011

Subida al monte

El día 26 de Diciembre, después de los excesos de Nochebuena y Navidad, unos amigos y yo decidimos subir al Pagasarri. El Pagasarri es un monte que está al lado de Bilbao. Es muy bajito, tiene una altura de sólo 673 metros y su dificultad es prácticamente nula. Además uno puede acercarse en coche hasta muy cerca lo que lo hace todavía más accesible. Una elección perfecta para ir al monte sin hacer demasiado esfuerzo.

Quedamos hacia las 9 de la mañana con el bocadillo ya hecho y nos acercamos en coche hasta la base del monte. Aunque hacía frío (unos 0 grados en Bilbao, algunos menos según nos acercábamos al monte) el día amaneció soleado, por lo que nos pareció una bonita mañana para disfrutar del silencio, de la tranquilidad y de la soledad del montañero. Lo mismo le debió parecer al resto de los ciudadanos de Bilbao porque cuando llegamos casi no encontramos sitio para aparcar el coche. Incluso había gente que ya bajaba corriendo de la cima. Empezamos a subir por el camino que parecía la Gran Vía de lo transitado que estaba. Por el camino pudimos ver que el frío había conservado la nieve caída en el monte pocos días atrás. No paramos hasta llegar a la cima y una vez allí hicimos lo que hace de la montaña una actividad tan gratificante: nos comimos el bocata.

Para evitar futuras suspicacias de lectores desconfiados me aseguré de tomar unas cuantas fotografías que sirven de prueba de mi “colosal” hazaña:

Caminando sin descanso

Un blanco manto

¿Por dónde vamos?

Si Avril con v (el monte, no el mes)

La cima



Pagasarri 673m

Información útil aunque un poco nevada

Vistas desde la cima I

Vistas desde la cima II

La expedición en la cumbre

Vista de Bilbao

Una pequeña capa de nieve

¡Caramba, vaya carámbano!


Una vez cumplido nuestro deber (es decir, una vez comido el bocata) empezamos el descenso. Mientras bajábamos nos cruzamos con un montón de gente que todavía subía. He de confesarles que la bajada se me hizo más cómoda que la subida, quizás por la satisfacción de haber hecho cumbre. O quizás la verdadera razón fue que era cuesta abajo, quién sabe.

Pd: Quisiera agradecer al vecino de mi abuela que haya dejado su red WiFi sin contraseña. Me encuentro en Logroño pasando unas semanas y sin él la publicación de esta entrada hubiese resultado imposible.