jueves, 10 de febrero de 2011

Sobre flores y pastores

Todos los veranos voy de vacaciones al pueblo en el que nacieron mis padres. Es un pueblo muy pequeñito que está en La Rioja pero a unos escasos kilómetros de la provincia de Burgos. Mis abuelos también son de allí, así que los primeros veranos de mi vida solía quedarme unas semanas solo con ellos en el pueblo mientras mi padre se quedaba trabajando en Bilbao.

Esos días solía dar muchos paseos por el monte con mi abuelo materno ("yayo" le llamábamos mi hermana y yo para diferenciarlo de mi abuelo paterno, al que llamábamos "abuelo"). Me contaba un montón de historias y de cuentos (que nunca se me ocurrió escribir o grabar y que por culpa de esa falta de previsión se han perdido) y me enseñaba el nombre de los montes: "Aquello Dehesilla, eso los Pies de la Sierra, eso que ves más allá la Solana, aquellos los Tres Picos..."

Antes de ir a la guerra y de emigrar a Chile mi yayo fue pastor así que conocía muy bien los montes y la flora local. De vez en cuando cogíamos manzanilla (sin confundirla con la magarza) para las infusiones. Cuando íbamos a recogerla en las cercanías de septiembre, el suelo empezaba a llenarse de unas flores violetas que crecían a ras de suelo y que guardaban cierto parecido a las del azafrán.

Foto de la Wikipedia
Mi yayo me decía que se llamaban "espantapastores" (aunque la wikipedia dice que el nombre que se le da en La Rioja es el de "espachapastores"). Me decía que el nombre le venía de que cuando los campos empezaban a cubrirse de estas flores los pastores tenían que ir preparándose para la trashumancia (cuando los pastores del norte llevaban su ganado hacia los pastos del sur ante la llegada del invierno). Después pasaba a contarme cómo pasaba las noches durmiendo en el monte, atento a los perros por si atacaban los lobos, y en su mirada se podía ver como revivía aquellas noches de frío y miedo con nostalgia.

Creo que mi yayo nunca hizo la trashumancia pero aún así  me cantaba una canción sobre ella que yo me aprendí:
Ya se van los pastores
a la Extremadura,
ya se queda la sierra
triste y oscura.

Ya se van los pastores,
ya se van marchando,
más de cuatro zagalas
quedan llorando.

No se por qué hoy he vuelto a acordarme de esta canción y de las historias de mi yayo. Quizás sea este sol que tenemos hoy en Bilbao que me ha hecho recordar el sol de aquellos días de septiembre. Sólo sé que cuando he escuchado la versión que hizo Ismael Serrano de esta canción (canción popular que por lo que he visto en Internet es conocida en un montón de sitios de España) no he podido evitar echar mucho de menos a mi yayo. Les pongo la canción a continuación con la esperanza de que él la oiga esté donde esté. Yayo, ésta va por ti.

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