jueves, 9 de junio de 2011

Americanos

Más o menos, conozco a todos los miembros de mi familia (entiéndase aquí la palabra "familia" como hermanos de mis abuelos y sus descendientes) excepto a la rama perteneciente a mi abuelo paterno. Esto es así porque los hermanos de mi abuelo emigraron a América. La mayor parte se fue a Chile y tengo entendido que uno se quedó en Argentina.

Hasta que murió mi abuelo (cuando yo era muy pequeñito) el contacto con sus hermanos se mantuvo porque se escribían cartas de vez en cuando (ese tipo de cartas en las que se cuentan las alegrías y penas de la familia, los nacimientos y los decesos, las bodas y los bautizos. Cartas que saben a nostalgia, que destilan buenos deseos pero también añoranza. Cartas que nos recuerdan a otras épocas y de las que ya no se escriben). Pero después de su muerte el contacto se perdió y lo único que recordaba aquella relación eran algunos sobres de correo aéreo que andaban desperdigados por casa de mi abuela.

Sobre de correo aéreo - Imagen de la Wikipedia
Yo conocía la existencia de esta rama, a la que nos referimos como "los Americanos" (porque por mucho que se empeñen los yankis, América es muchísimo más que Estados Unidos) pero poco más. Hasta que este fin de semana un hermano de mi padre le dijo que había venido uno de los hijos del tío Classified name de Chile y que si quería conocerlo.

Mi padre se juntó con todos sus hermanos y con su recién conocido primo y yo también me apunté. Se pusieron a hablar de Chile y de España, de los tiempos en que eran pequeños, de las condiciones de vida en el pueblo, de como la gente tuvo que emigrar porque el pueblo se moría, algunos a América y otros a Bilbao. Se pusieron al día de la situación familiar, que si éste se casó y ya tiene tres hijos, que si aquél ya murió... Hablaron de las visitas que los hermanos de mi abuelo le hicieron alguna vez, de como en aquella época el español que había ido a América (conocido desde el momento en que había emigrado como "el americano") sentía que tenía la obligación de volver rico y aparentando, y que si no podía hacerlo prefería no volver. Contaron historias de sus padres, de sus abuelos, de sus tíos... Y yo me quedé embobado escuchando sus palabras, conociendo las historias de los Classified surname de otras épocas, quedándome con la sensación de que en aquellos tiempos había muchas menos posibilidades que ahora pero que las relaciones humanas eran mucho más fuertes que ahora.

Fue un tiempo muy breve el que tuvimos para conocernos, pero fue una experiencia muy enriquecedora.

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