jueves, 23 de junio de 2011

Eclipse

Los que por el título han pensado que voy a hablar de la tercera novela de una famosa saga se equivocan. Mi intención es hablar sobre el "ballet cósmico" que tuvo lugar la noche del 15 de junio. Según la Wikipedia, un eclipse lunar consiste en "un evento astronómico que sucede cuando el planeta Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, es decir, cuando la Luna entra en la zona de sombra de la Tierra. Esto sólo puede ocurrir en la fase de Luna llena." Es una definición clara y concisa que describe muy bien lo que ocurre, pero para mi resulta algo fría.

Siempre me ha gustado mirar la Luna. Es una sensación contradictoria. Por un lado saca la parte más primaria dentro de mi, la de la atracción irracional que hace que me den ganas de ponerme a aullar como si fuese un lobo. Por otro lado saca mi parte más racional y filosófica que hace que pase de pensar sobre las leyes que rigen el universo y de cómo la humanidad ha sido capaz de encontrar modelos que predicen el movimiento de los cuerpos celestes a pensar lo insignificante que es el ser humano con sus miserias y sus logros si se miden en una escala "astronómica". Me quedo embobado mirando la Luna, y es una sensación mágica.

Por eso cuando me enteré de que iba a haber un eclipse lunar me propuse seriamente el no perdérmelo. El miércoles a la noche empecé a mirar al cielo intentando localizar la Luna, pero no lo conseguía. Supuse que el edificio de enfrente me estaba tapando su visión, así que bajé a la calle. Di unas cuantas vueltas buscando ángulos de visión que me permitiesen verla pero no lo conseguí. "Vaya", pensé. "Si no es cosa del edificio será que hay nubes". Y un poco tristón subí a casa. Como no estaba dispuesto a admitir la derrota volví a asomarme al balcón y con alegría descubrí cierta claridad en la parte izquierda del cielo. ¡El viento estaba moviendo las nubes y conseguía abrir un claro! Y entonces la vi. Vi una pequeña franja de Luna que poco a poco fue creciendo. Estuve mucho tiempo mirando hacia arriba como un tonto, pero como un tonto feliz. Incluso intenté sacar alguna foto, pero entre que la cámara no es muy buena y que el fotógrafo es todavía peor el resultado deja bastante que desear.

Fly me to the moon ...

Así que si quieren ver buenas fotografías del evento les recomiendo que prueben pinchando aquí. Y mientras ustedes disfrutan de las imágenes yo me voy retirando mientras tarareo una canción que la palabra "Luna" ha traído a mi cabeza. ¡Hasta la vista!

martes, 14 de junio de 2011

Kasapon


En la entrada de la biblioteca a la que a veces suelo ir hay desde hace mucho tiempo una de esas máquinas que sirven para envolver los paraguas con una bolsita de plástico y evitar que mojen el suelo. "Kasapon", pone que se llama. En principio no me fijé mucho en ella. O sea, si que me pareció curiosa, práctica y todo eso, pero tampoco le di mucha importancia. Y hubiese seguido así de no ser por dos hechos:

1.- Un día me dio por aprenderme los silabarios japoneses (sí, soy muy raro y tengo demasiado tiempo libre). Por aquella época un amigo mío se había marchado a Japón y me había hablado del katakana y del hiragana, por lo que me pareció interesante saber escribir silabas en japonés (aunque en realidad lo que quería era saber escribir/leer/entender kanjis. Ingenuo que era entonces, no sabía lo que hacía). Con los silabarios medianamente aprendidos en mi cabeza, vi aquella máquina y me emocioné al poder entender que ponía "pon" (en realidad ponía "傘ぽん", pero lo único que entendía y entiendo es el "ぽん", que se lee "pon". Más tarde aprendí un poco de vocabulario y supe que paraguas se dice "かさ", "kasa", así que deduje que el kanji "傘" quiere decir paraguas - chúpate esa Sherlock Holmes - y me emocioné todavía más. Soy un hombre que se emociona fácilmente, como habrán podido comprobar).

2.- Un tiempo después me dio por "escribir" un blog, así que me pareció interesante hacerle una foto para comentarlo después por aquí.

Esta foto la hice en noviembre del año pasado, pero fui postergando escribir sobre ella semana tras semana, mes tras mes, y al final se quedó en el tintero. Hoy, he decidido seguir una buena recomendación y rescatarla de algún rincón polvoriento del disco duro. Pinchando aquí pueden comprobar dos cosas: que el modelo es igual que el de Japón, y que este post no es nada original. Y como no se me ocurre nada más que añadir me despido con una canción. ¡Gracias por leerme!



Pd: Perdonen por la calidad de la foto, pero es que la hice a toda prisa para evitar que los conserjes que estaban en la entrada se fijasen en mi. Vergonzoso que es uno.

jueves, 9 de junio de 2011

Americanos

Más o menos, conozco a todos los miembros de mi familia (entiéndase aquí la palabra "familia" como hermanos de mis abuelos y sus descendientes) excepto a la rama perteneciente a mi abuelo paterno. Esto es así porque los hermanos de mi abuelo emigraron a América. La mayor parte se fue a Chile y tengo entendido que uno se quedó en Argentina.

Hasta que murió mi abuelo (cuando yo era muy pequeñito) el contacto con sus hermanos se mantuvo porque se escribían cartas de vez en cuando (ese tipo de cartas en las que se cuentan las alegrías y penas de la familia, los nacimientos y los decesos, las bodas y los bautizos. Cartas que saben a nostalgia, que destilan buenos deseos pero también añoranza. Cartas que nos recuerdan a otras épocas y de las que ya no se escriben). Pero después de su muerte el contacto se perdió y lo único que recordaba aquella relación eran algunos sobres de correo aéreo que andaban desperdigados por casa de mi abuela.

Sobre de correo aéreo - Imagen de la Wikipedia
Yo conocía la existencia de esta rama, a la que nos referimos como "los Americanos" (porque por mucho que se empeñen los yankis, América es muchísimo más que Estados Unidos) pero poco más. Hasta que este fin de semana un hermano de mi padre le dijo que había venido uno de los hijos del tío Classified name de Chile y que si quería conocerlo.

Mi padre se juntó con todos sus hermanos y con su recién conocido primo y yo también me apunté. Se pusieron a hablar de Chile y de España, de los tiempos en que eran pequeños, de las condiciones de vida en el pueblo, de como la gente tuvo que emigrar porque el pueblo se moría, algunos a América y otros a Bilbao. Se pusieron al día de la situación familiar, que si éste se casó y ya tiene tres hijos, que si aquél ya murió... Hablaron de las visitas que los hermanos de mi abuelo le hicieron alguna vez, de como en aquella época el español que había ido a América (conocido desde el momento en que había emigrado como "el americano") sentía que tenía la obligación de volver rico y aparentando, y que si no podía hacerlo prefería no volver. Contaron historias de sus padres, de sus abuelos, de sus tíos... Y yo me quedé embobado escuchando sus palabras, conociendo las historias de los Classified surname de otras épocas, quedándome con la sensación de que en aquellos tiempos había muchas menos posibilidades que ahora pero que las relaciones humanas eran mucho más fuertes que ahora.

Fue un tiempo muy breve el que tuvimos para conocernos, pero fue una experiencia muy enriquecedora.